Aunque existe la creencia popular de que la epilepsia se hereda no suele ser así. Está demostrada esta causa sólo en determinados tipos de epilepsia, como en el caso de la esclerosis tuberosa, la neuro-fibromatosis y la lipidosis.
En otras ocasiones lo que se puede heredar es un umbral convulsivo más o menos alto que es diferente en cada persona. Salvo en el caso de tratarse de una enfermedad neurológica hereditaria como las mencionadas, el factor genético de predisposición a padecer crisis convulsivas ES MUY LIMITADO.
Malformaciones congénitas hereditarias: malformaciones arteriovenosas, los errores en la migración neuronal (lisencefalia-paquigiria) y las facomatosis.
Algunas malformaciones congénitas presentes en el nacimiento NO son hereditarias, como las deformidades sufridas por hijos de madres que han sido sometidas a productos tóxicos durante la gestación, o bien han sufrido algún tipo de infección, radiación, etc.
Errores congénitos del metabolismo: Hiperglucemia, D-gliciricidemia, fenilcetonuria, ceroidopolipofuccinosis (formas infantil, juvenil y adulta), enfermedad de Lafora, enfermedad de Huntington infantil, enfermedad de Gaucher, etc.
El insuficiente aporte de oxígeno al cerebro puede ocurrir durante el parto (parto prolongado, desprendimiento prematuro de la placenta), o en la infancia. Una convulsión febril puede ser responsable de anoxia cerebral severa y condicionar una ulterior epilepsia por el daño cerebral secundario. En edades adultas una enfermedad cerebro-vascular produce una lesión focal por anoxia y crisis epilépticas.