Al igual que con otros alumnos con estos problemas, se ha de elaborar un plan de trabajo sistemático, adaptado y realista al potencial del niño que asegure su éxito. Esto es importante porque según vaya logrando los objetivos propuestos se sentirá más motivado y tendrá más confianza en sí mismo.
Las dificultades más probables se dan en la percepción (visual y auditiva) y en la grafo-motricidad. En estos casos, hay que hacer especial hincapié en la correcta asimilación de los pre- rrequisitos de la lecto-escritura, desde un desarrollo psicomotor adecuado (coordinación y control del movimiento general y específico, proceso de lateralización, esquema e imagen corporal y estructuración perceptiva), hasta un nivel de atención y desarrollo de la discriminación visual y auditiva mínima.
Por lo tanto, debemos diseñar actividades centradas en reconocer, identificar, nombrar, agrupar y clasificar objetos, imágenes, gra- fismos y sonidos, a través de ejercicios con nociones espaciales (posición en el espacio, relaciones espaciales), comparación de tamaños, colores, formas y posiciones, diferenciación de figura y fondo(figuras ocultas, completar dibujos), encontrar semejanzas y diferencias, memorizar figuras, etc.
En cuanto al tipo de letra, se recomienda la letra cursiva en vez de la script porque permite el aprendizaje de patrones de palabras y desarrolla un estilo más fluido.
Problemas de lenguaje y comunicación asociados a la epilepsia. La actividad epiléptica puede afectar a las áreas cerebrales del lenguaje. Las repercusiones dependerán del nivel de afectación y las zonas implicadas, y varían desde un retraso generalizado del lenguaje hasta dificultades a la hora de encontrar una palabra o una pronunciación no clara. En algunos casos es necesaria la valoración e intervención logopédica. Algunas de las estrategias que podemos utilizar en el aula son:
- Procurar que mantenga el contacto ocular cuando se comunique.
- Asegurarse de que entiende las instrucciones.
- Estructurar situaciones donde el alumno pueda aplicar habilidades específicas y usar el lenguaje de modo significativo.
Los problemas de memoria pueden deberse tanto a la medicación como a la afectación de las áreas cerebrales responsables de la memoria a corto y/o a largo plazo. Los alumnos con problemas en la memoria a corto plazo pueden tener dificultad a la hora de recordar instrucciones o tareas. Algunos alumnos necesitan las instrucciones por escrito y una ayuda extra para permanecer en la tarea. El uso de una agenda para las tareas de casa es muy útil.
Con los alumnos con problemas de memoria a largo plazo, resulta muy efectivo revisar su trabajo de un modo regular y enseñarles a organizar sus apuntes y notas con el uso de índices, esquemas y el subrayado de palabras clave. En muchos casos necesitarán ayuda con técnicas de estudio y con las revisiones para los exámenes.
Algunos niños con epilepsia no tienen ni las mismas habilidades sociales ni la madurez de otros niños, ya sea por cuestiones pscológicas, actitudes familiares o de otras personas o por la imagen que él mismo tenga de sí. Estos niños pueden ser blanco de acoso escolar o burlas que agraven aún más su condición.
Algunos de estos niños se frustran por las restricciones que su condición implica, o desarrollan ansiedad ante la posibilidad de que una crisis ocurra en público y miedos sobre lo que les puede pasar durante una crisis o lo que sus compañeros pueden pensar o sentir si presencian una. La tabla 1 recoge algunas pautas de apoyo emocional del alumno con epilepsia.
Algunos comportamientos extraños o repetitivos pueden ser síntomas de una crisis y es importante no confundirlos con mal comportamiento. Lo más efectivo es preguntar a los padres cuáles son estos comportamientos y hacer un registro que nos dé un patrón en el tiempo. Las crisis nocturnas pueden producir aletargamiento y afectar a su rendimiento en clase.
La medicación también puede provocar cambios en el estado de ánimo o hiperactividad y afectar su comportamiento.
Un tercer factor en las alteraciones de comportamiento es el relacionado con los aspectos psicológicos de asimilación y adaptación a su condición como el estrés ante la imprevisibilidad de las crisis, comentarios de los compañeros o baja autoestima.
En algunos casos puede aparecer un comportamiento violento. El niño tiene que entender que estos comportamientos no son tolerables y decidir con él las decisiones disciplinarias a tomar. Son de utilidad las siguientes estrategias:
Dar instrucciones claras y sencillas, con ayudas visuales si es necesario Ser coherente (ser firme y claro con los límites y las consecuencias de sus acciones) y consistente (a lo largo del tiempo) en cuestiones disciplinarias.
El desarrollo de una autoestima positiva es un objetivo educativo con todos los alumnos. Algunos niños con epilepsia tienen una autoestima baja debido a su nivel de logro en el colegio o factores relacionados con su condición. El profesor puede ayudar muy positivamente en el desarrollo de la autoestima de estos alumnos.